viernes, 8 de agosto de 2008

Brusco repunte de la inmigración clandestina de Argelia a España

De sopetón, en pleno verano, repunta la inmigración clandestina por vía marítima procedente de Argelia. Entre el martes y ayer han sido detenidos en Murcia y Alicante 91 argelinos – entre ellos un menor – en situación irregular, presumiblemente llegados en 10 pateras.

Seis embarcaciones fueron apresadas cuando se acercaban a la costa murciana, donde una séptima logró desembarcar. Las otras tres fueron encontradas anteayer vacías en una cala de Torrevieja (Alicante). La Guardia Civil prosigue los rastreos en la zona con la intención de detener a más sin papeles.

Juan Antonio de Heras, consejero de presidencia de Murcia, afirmó que lo sucedido “demuestra la total imprevisión y las mentiras” del Gobierno central con relación, entre otras cosas, al despliegue en las costas murcianas del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) del que goza Andalucía. En Murcia está previsto en 2009.

Por alarmante que parezca la reciente avalancha, el flujo de inmigración clandestina procedente de Argelia se sitúa este año por debajo de 2007, según indican fuentes de Interior. Además, a finales de la semana pasada había tan solo 19 argelinos en los centros de internamiento de extranjeros, a los que se añadirán ahora buena parte de los detenidos a principios de esta semana.

Su permanencia en estos centros será de corta duración porque el ritmo de las expulsiones a su país se incrementa en temporada alta. Las repatriaciones a Argelia se efectúan exclusivamente por barco pero, en verano, las frecuencias de los ferrys de Alicante a Orán y de Almería a Ghazaouet son casi diarias.

A diferencia de las barcas que llegan a Andalucía procedentes de Marruecos, en las que zarpan de Argelia rumbo a Murcia y la Comunidad Valenciana no hay subsaharianos. Sus pasajeros suelen ser jóvenes argelinos que pagan grandes sumas para comprar una goma, para que un carpintero les construya una patera o para adquirir algún pequeño pesquero que iba a ser desguazado. La policía española no cree que existan redes criminales tras este fenómeno.

Si las autoridades marroquíes tardaron hasta finales de 2003 en volcarse en impedir que las pateras zarparan de sus costas, las argelinas no ahorran esfuerzos desde que detectaron que el fenómeno adquiría cierta importancia a partir de 2006. Hoy se ha convertido en una obsesión colectiva de la juventud.

A principios de año, la Gendarmería Nacional creó cuatro brigadas especiales para vigilar las costas de las cuatro provincias del oeste del país. El Consejo de Gobierno aprobó además el lunes un anteproyecto de ley que criminaliza la emigración clandestina y es especialmente severo con los menores.

El empeño argelino en acabar con los harragas, como se llaman en el Magreb a los emigrantes clandestinos, obedece a razones ideológicas. En un país impregnado de nacionalismo, las autoridades consideran una humillación y un fracaso que los jóvenes quieran escaparse de un país rico gracias a sus hidrocarburos y que sigue desempeñando un papel destacado entre los países en vías de desarrollo. “Argelia, tus hijos huyen de ti”, titulaba ayer con amargura el diario El Watan.

Las fuerzas de seguridad argelinas luchan en dos frentes: en el oeste, desde donde se emigra a España, y en la zona oriental de Annaba, desde donde zarpan las pateras rumbo a Cerdeña (Italia). A principios de semana fueron detenidos allí 50 candidatos argelinos a la emigración clandestina y un maliense.

Desde principios de año la Marina Nacional ha apresado a 718 argelinos aspirantes a emigrar a escondidas y se ha incautado de 38 embarcaciones. Durante todo el año pasado detuvo a otros 1.530 – rescató también 83 cadáveres de emigrantes ahogados – , a los que hay que añadir 1.071 sin papeles capturados por la Gendarmería en tierra cuando estaban a punto de embarcar.

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